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26 mayo 2013

SOBRE EL 'CORRER MINIMALISTA' Y LA PRUEBA DE FONDO DE ÓRGIVA

En nuestro organismo existen fuerzas centrípetas que ejercen una presión de resistencia al cambio. Es algo natural. Ocurre en todo lo que tiene vida y movimiento. Y es alto el precio que hay pagar por ello. 
Desde el pasado miércoles se hizo evidente que mis gemelos y sóleos anunciaban un dolor que hasta el momento no tenía identificado. Un dolor que me acompañó a lo largo de toda la semana y que ya se comenzaba a barruntar desde la semana anterior.
En los 15 kilómetros de este pasado miércoles esa tendencia antitaloneo estuvo presente en todo momento y terminé con los gemelos muy cargados. En el entrenamiento en subida del pasado viernes esos dolores persistían, pero no tan agudos como se han evidenciado en la prueba de este domingo en Órgiva.
La cuestión -como expliqué- es que estoy intentando mejorar la técnica de carrera, básicamente, estoy intentando talonear lo menos posible. Y lo debo estar consiguiendo a tenor de esos dolores que explico.
Pero eso tiene sus riesgos y su precio. Si desde siempre hemos corrido de una manera concreta, cambiar a ciertas alturas se puede convertir en un problema. Sin embargo, voy a seguir persistiendo porque entiendo que es la mejor opción.
Hasta ahora el dolor había sido asumible. Antes del entrenamiento del viernes me aplique electroterapia en la zona dolorida y después de este entrenamiento me apliqué ultrasonidos y automasaje. Eso hizo que el dolor remitiera bastante, pero ha reaparecido en carrera con contundencia y sin avisar; ese dolor ha determinado toda mi participación en la larga y dura prueba de Órgiva. 

LOS SÍNTOMAS 

Había iniciado la prueba con la misma filosofía, intentando talonear lo menos posible y no había aún superado el kilómetro tercero, momento en el que las rampas comienzan a convertirse en severas, cuando una fuerte punzada parecía atravesar por dentro la zona del gemelo-sóleo de la pierna derecha. La izquierda no ha dado problemas para mi sorpresa.  Lógicamente, en este terreno la opción era propicia para impulsar la pisada desde la parte media del pie, pero me era totalmente imposible. No se trató de un dolor totalmente paralizante como ocurre con las microroturas fibrilares, pero casi. Lógicamente, lo primero que pasó por la cabeza es retirarme, algo que hubiera sido una opción siempre traumática pero no demasiado inoportuna en el kilómetro tres. Regresaría plácidamente a la salida y punto y final. Sin embargo, consideré que cambiando la forma de pisar el dolor podría remitir algo. Y así fue. Comencé ha descargar la tensión de la pisada en el talón de manera más directa y el dolor remitió de manera considerable y eso me permitió continuar. En ocasiones  volvía a aparecer y debía de revisar de nuevo la pisada. Eso se convierte en un sinvivir cuando sabes que quedan más de 15 kilómetros, muchos de ellos en subida. 
Si no taloneaba de forma contundente el dolor aparecía y si pisaba en terreno irregular -algo muy común en esta carretera de sierra en la que el trazado es irregular y no uniforme- también aparecía el dolor. En las rampas el dolor era más ostensible y la única forma que había de que éste decreciera un poco era bajando el ritmo. No podía subirlo ni tan siquiera en la bajada. Mucho mejor bajar el ritmo que no detenerme por completo, me dije. Sin duda, ha sido un suplicio correr en esta exigente prueba debiendo de estar pendiente en todo momento a cada pisada. Suerte que al menos hoy las sensaciones han sido muy buenas y el menor ritmo ha posibilitado llevar mejor amueblada la cabeza. No diré que no he sufrido, pero he sufrido poco. Obviamente, también ha ayudado que la climatología haya sido hoy la adecuada, principalmente en la bajada. No ha hecho el calor del año pasado ni por asomo, pero eso no ha impedido que haya habido varios desvanecimientos. Siempre ocurre en esta prueba. 

Esta prueba es bellísima y está muy bien organizada, pero es muy exigente 
Nada más acabar la competición -a una media de 4'47'' el mil- opté por dirigirme raudamente al coche para aplicarme líquido frío administrado en spray y, mientras escribo esto, pasadas unas horas, ambos gemelos -más el derecho- siguen fuertemente sobrecargados y el dolor persiste, pero celebro que no se trate de una enésima microrotura fibrilar. Con ésta no hubiera podido continuar en carrera. 
Lo que procede ahora, ya que se trata de sobrecarga, es enfriar la zona con crioterapia y descargar con electroterapia (si persiste el dolor mejor un programa 'tens') y ultrasonidos. Posteriormente, masajear la zona cuando el dolor remita y elongar lo máximo posible y en un último estadio, incluso, reforzarla, pero jamás cambiar la técnica de carrera que posibilite talonear lo menos posible. Progresivamente los gemelos y el sóleos irán asimilando el trabajo y desaparecerá el dolor.
He estado consultando algunos modelos -casi todas las marcas ya disponen de ellos- diseñados para el 'correr minimalista y natural', pero por lo pronto lo descarto. No considero que tenga el peso adecuado para experimentar con este tipo de zapas minimalistas, pero no hay impedimento técnico en adaptar ese correr mínimo con zapas más amortiguadas (las que normalmente utilizamos todos). Lo importantes está en la técnica y no tanto en la zapatilla, en mi opinión. 

10 mayo 2013

TÉCNICA DE CARRERA

Un día vi a un tipo -un corredor- haciendo movimientos extraños en mi calle. Andaba lateralmente cruzando las piernas, daba saltitos, hacía el salto de la rana...Yo por entonces llevaba corriendo poco tiempo y apenas sabía nada sobre correr y lo que le rodea -si es que ahora sé algo-; me ponía cualquier zapa para correr y ya de ropa técnica ni hablamos. Es más, recuerdo que en una ocasión hice el circuito Pinos Puente- Caparacena y vuelta con unas zapatillas de camping y sufrí grietas en la planta del píe, por no decir que aquellos ocho kilómetros me parecieron una odisea interminable. 
Pero volviendo a lo que hacía aquél tipo en mi calle. Lógicamente, me pregunté sobre qué hacia, si bien inmediatamente recordé que algunos de esos ejercicios era similares a los que los entrenadores de fútbol -los buenos- nos obligaban a hacer en los entrenamientos.
Después supe que lo que hacía aquel tipo era técnica de carrera. Posteriormente, esos ejercicios raros los he hecho yo mismo, si bien no con la intensidad debida. Y como soy lento en aprender y -como todos- de hábitos erróneos, ahora comprendo que la técnica de carrera debería de constar de, al menos, una sesión a la semana. Y todo viene porque sé que no sé correr como es debido -es más, poca gente sabe correr cómo es debido-.Vale, todos nos defendemos corriendo; es un movimiento natural que no hay que aprender. De hecho, observad cómo corren los niños. Lo hacen de forma natural: alzan las rodillas, dan con el talón en sus glúteos, suelen contar con buena higiene postural..., pero todo eso lo vamos perdiendo a medida que dejamos de practicar la carrera y vamos cumpliendo años. Nos volvemos más rígidos, cogemos peso y, sencillamente, nos tiramos muchos años después de la infancia y la juventud sin correr. Por tanto, cuando decidimos correr de forma asidua, tenemos que reeducarnos, tenemos que reeducar nuestra postura, nuestra pisada y, en general, depurar nuestra higiene postural. 
Pero no es fácil. En primer lugar, porque genéticamente pisamos de una manera concreta y desde pequeños nadie nos ha reeducado; en segundo lugar por el hábito erróneo mal adquirido. Por tanto, es necesaria la técnica de carrera si queremos correr mejor, lesionarnos menos, y ser más rápidos y eficaces corriendo en definitiva. 
No voy a poner aquí ningún vídeo, ni esto es un tratado sobre la técnica de carrera porque la red está llena de vídeos y páginas especializadas. Como sabéis, este blog cuenta la experiencia como corredor de un humilde ídem, pero es interesante que transmitamos nuestra experiencia unos a otros. Y hoy la mía es anunciaros que la técnica de carrera ya está integrada de manera definitiva en mis planes de entrenamiento. Mejor tarde que nunca. No obstante, si daré dos premisas básicas: hacerla siempre después de rodar, es decir, cuando la musculatura ya esté lo suficientemente tonificada y hacerla en lugares donde el terreno sea blando, ya que hay que saltar, brincar y, por lo general, exponer mucho la musculatura de los pies. Podrá ser un lugar donde haya césped o un camino de tierra. Yo, por lo general, si estoy en una pista haciendo series, aprovecho el césped natural o artificial del campo; si la hago en un rodaje normal, aprovecho un sitio que es de tierra blanda, entre olivos. Jamás hacerla en asfalto y ni mucho menos en aceras y lugares similares.
Nada más sobre ese asunto por hoy, aunque volveré sobre ello. Tan sólo insertaros la crónica de la prueba del espárrago de Huétor Tajar del año pasado por si queréis conocer algo sobre esta carrera que se celebra el sábado, 11 de mayo, por la tarde, a partir de las 19,30 horas. Podéis pinchad aquí.                     

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...