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18 noviembre 2017

CINE: `42' (USA, 2013)


Me gustan las películas de épica deportiva basadas en hechos reales. Intento buscarlas y verlas con interés. Películas que narran hechos extraordinarios que están a caballo entre el deporte y la vida misma. De ahí que '42' se adapte a este tipo de películas que, además, guarda unos matices muy interesantes que la hace especial, distinta a otras del género.

Hablamos en este caso de deporte y segregación racial. En Estados Unidos el béisbol adquirió la etiqueta de "deporte de blancos", claro, hablamos de los años cuarenta en los que la población negra no contaba con derechos universales. Por tanto, para la práctica totalidad de la población era una osadía que su deporte tótem, su deporte estrella, que es una forma de religión y de vida, se viera contaminado por una piel manchada. A ello había que sumar que al negro como deportista se le consideraba un ser muy limitado (ya vemos hoy día la razón que tenían), por mucho que Jesse Owens humillará en su propia casa a la mismísima raza aria. Pero el béisbol era otra cosa, nada que ver con el atletismo, que a fin de cuentas no es más que un deporte básico y universal. El béisbol para los americanos es pasión, y como decía, vida y religión. 
     De ahí que cuando un joven negro llamado Jackie Robinson aparece en las ligas menores provisto de un talento especial para este deporte se transforme todo, con la ayuda -que siempre la hay- de cuatro blancos que, por unos intereses o por otros, consideran que quien vale para este deporte vale; y si aporta buenos cuartos mucho mejor. Y es así como lo comprendió un potentado del deporte, dueño de dos equipos, uno que podría considerarse como un filial y el grande, el profesional, perteneciente a la élite de este deporte, los Dodgers de Broklyn. Un jugador negro que lo fue todo en este deporte, pero que como es de suponer no lo tuvo nada fácil, ni dentro ni fuera del vestuario.
     Pero, al margen de toda esa historia épica y de segregación racial, ¿qué me ha gustado de esta película? Varias cosas. La buena dirección y los diálogos, excelentes diálogos. Una dirección y un guión que no cae en un sentimentalismo empalagoso, pecado de otras con temática racial. Todo lo contrario, se expone tal y como es, o como debió ser: una masa amorfa y cerrada que no quiere saber nada de negros y unos cuantos blancos con un enorme sentido común y muchos gramos de coherencia. Una lucha racial de hace aún pocos años que a día de hoy no ha visto su final en Estados Unidos por mucho presidente negro que haya tenido. 
    Una peli muy entretenida, bien hecha, bien interpretada (fabuloso Harrison Ford) y muy aconsejable para el fin de semana (o cualquier otro día).   

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