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17 agosto 2012

SOBRE LA INMIGRACIÓN ILEGAL

He comenzado un artículo sobre la inmigración ilegal para enviarlo a Ideal y a pesar de que ya supera las 500 palabras -entre las 500 y las 700 palabras, sería lo correcto-, no consigo darle forma, no me satisface. 
Y no me satisface porque cada vez quiero hacer los artículos más coherentes con mi pensamiento, al menos los que traten de temática social y política, porque los de  corte más literaria es otra cosa. Lo releo una y otra vez y veo que adolece de lo más esencial de mi pensamiento y, por otra parte, tampoco quiere darle un contenido que pudiera llevar a equívocos, que vivimos en un país en el que la apariencia cuenta más que la esencia y pareciera que existiera un tabú sobre determinados temas como la monarquía, las prebendas de los políticos o, éste, el de la inmigración ilegal. Como si no se quisieran afrontar estos temas con seriedad y rigor. 
Pero este es mi blog y no repararé en decir lo que pienso -al tiempo a que os animo a que vosotros también lo hagáis- sobre este asunto en el que existe tanta hipocresía. Intentaré razonar. 
Y viene a cuento este asunto por la reforma legal del gobierno del PP en el que se prohibe prestar asistencia sanitaria a los inmigrantes ilegales, a menos que tengan un póliza que cuesta al año unos 700 €. Pero ocurre que como todo lo que hace el PP, esta reforma la pretende meter a las bravas, sin haber explicado antes ni a ciudadanos ni a Administraciones Públicas, qué se quiere conseguir con esta medida. Y, claro, las autonomías levantiscas del PSOE y nacionalistas no han esperado ni un minuto para manifestar que no acatarán la norma, más por llevar la contraria que por otra cuestión, porque el problema de inmigración ilegal también lo tienen muy marcado -los casos de Andalucía y Cataluña son particularmente severos-. 
Y lo que no ha sabido explicar el PP es que no es tan sólo un asunto de ahorro, ya que no son más de 150.000 personas las que están en esa situación, sino de ejemplaridad y fomento de una política que rompa el efecto llamada y posibilite que el inmigrante ilegal comprenda que no le es posible vivir permanentemente en esta situación en nuestro país. Ni a los que están ni a los que se esperan en los próximos años. Tampoco han explicado que las normas comunitarias van en ese sentido. Ojalá los recursos fueran ilimitados, pero no lo son y por ese motivo el estado de bienestar está haciendo aguas, porque éste ya no se sostiene a pesar de la enorme presión fiscal de los países occidentales.   
Efectivamente, en los países de nuestro entorno, las normas contra la inmigración ilegal son incluso más severas. Es más, en materia sanitaria, países como Francia, Alemania, Austria, Irlanda y otros muchos más, exigen el pago del servicio sanitario antes de atenderte, con independencia de que pertenezcas a un país de la Unión o no. Te dan tu factura y con ella podrás conseguir el reembolso en tu país, pero antes has de pagar a ellos. Es más, en Alemania, por ejemplo, en algunos centros sanitarios solo admiten el pago en efectivo. Ni parir te sale gratis. Luego ¿Por qué en España procedemos de esta forma? ¿Qué pretendemos, ser el hospital del mundo? ¿Tenemos recursos ilimitados para atender a toda la inmigración ilegal que podría llegar a España si se produce el efecto llamada? Observen, las últimas medidas de Grecia en ese sentido.
Políticos populistas como el impresentable Zapatero y el inservible Chaves y toda la reata sociata propiciaron esta política, y de aquellos barros estos lodos. Pero no fuero los únicos, también la propiciaron políticos del PP y muchos nacionalistas. Ellos propiciaban esta política buscando un rédito electoral futuro, pero es fácil llegar a la conclusión que erraron el tiro como en tantas otras cosas. Incluso plantearon que los ciudadanos marroquíes pudieran votar y ser elegidos en las elecciones municipales, claro, ¡a cambio también nosotros podríamos hacer lo mismo en su país, cumpliendo con el principio de la reciprocidad que rige en derecho internacional público ! Lo que faltaba.  
Soy consciente de que en todo este asunto existe un trasfondo humano. Dicho esto, me parece ridículo que se deje morir a una persona -sea inmigrante ilegal o no- en las aceras. Eso jamás debería pasar, pero sí habría que poner todo el empeño para que se regularizara esta situación antes de que se llegara a un colapso. Y esa regularización pasa por la propia regularización del propio inmigrante ilegal que, en los tiempos en los que estamos, ha de pasar necesariamente por poseer un puesto de trabajo, algo harto improbable tal y como está la situación en España. De lo contrario, estaremos posibilitando la inmigración social, no la laboral y, ya digo, el peligroso efecto llamada. Lo realmente obsceno y poco edificante no es en sí la medida de negar asistencia sanitaria a quien no está regularizado, lo realmente obsceno es que existan 150.000 personas pululando por nuestras calles sin oficio ni beneficio, muchos de ellos explotados en la economía sumergida, otros vendiendo en las calles lo que pueden, con un ojo en sus productos y con otro en la policía, mientras que otros sobreviven atendidos por las onegés y Cáritas. En relación con esto cada día es más preocupante la mendicidad en las calles y los semáforos de nuestras ciudades de inmigrantes ilegales, que sacrificaron todos los ahorros de su familia para venir al 'dorado' y ahora comprenden que esto no es como se lo pintaban, pero, claro, es mucho mejor opción ser mendigo en España que volver a su país en el que, probablemente, la hambruna, las guerras o la falta de oportunidades sea la opción que les tocaría vivir. Sólo ganaron las mafias que les transportaron.   
Para colmo España posee una de las legislaciones más blandas en cuanto a entrada de inmigración legal, siendo, como es, la puerta de Europa desde África. Esas normas blandas -que no existen en otros países de nuestro entorno- apuestan por la protección de menores, algo que las mafias saben y utilizan -en ocasiones con el beneplácito de los propios padres. En ese sentido, la propia Junta de Andalucía ha tenido que denunciar a padres marroquies por fomentar el traslado a España del hijo menor-, y de mujeres embarazadas. Esos dos sectores están siendo filones para estas mafias y seguirá así mientras no cambie la legislación. El resumen final será que el asunto de la inmigración en el futuro irá a más y el PP seguirá dando palos de ciego por no coger el toro por los cuernos. Tampoco ayudan los políticos de los demás partidos que en este asunto, como en otros, utilizan mucha batería demagoga.

       

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