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11 marzo 2013

HACIA LA MUERTE TERMINAL DE NUESTRA DEMOCRACIA

Desde mi perspectiva, muchas altas instituciones en este país podrían estar a estas alturas en estado de desahucio y descomposición si nuestra transición hubiera incluido mecanismos de transparencia para la democracia que se acababa de entrenar. 
Muchos 'padres de la patria', por entonces, consideraron que estando recién llegados de una dictadura y con una cruenta guerra civil cuarenta años antes, poco se podía hacer. Pero yo creo que sí se podía haber hecho mucho más, porque poco o ninguna relación tiene el haber pasado por esas dos etapas históricas tan perversas y el haberse dotado de mecanismos de transparencia. Hubiera bastado tan sólo con haber seguido el modelo de las democracias europeas más asentadas. Pero no se hizo y ahora estos gazapos se han de solventar en plena tormenta y con una democracia que hace ya tiempo dejó de ser menor de edad.
Esa falta de transparencia y trapisondía la parecen todas las instituciones altas de este país, pero en poco tiempo se comenzarán a ver las obras de restauración de una de las más principales: la monarquía -Jefatura de Estado-, en la que centraré esta reflexión. 

De hecho, no es un asunto que tan sólo competa a los propios integrantes de la Casa Real, también compete al conjunto de la sociedad, por un motivo principal a mi modo de ver: la institución menos democrática no puede seguir haciendo las cosas a su manera en una pretendida democracia. Es cierto, que lo ha estado haciendo hasta ahora, pero ya ha llegado el momento del punto y final. Opino, que de alguna manera todos -en mayor o menor medida- somos cómplices de mirar hacia otro lado con relación a las abusivas prácticas de esta institución. Entre todos hemos sido permisivos y hemos creado al monstruo, que ahora, ya crecidíto y desagradecido puede acabar devorándonos. Una especie de vuelta al mito de Frankestein.  
El proceso de putrefacción de esta alta institución es connatural a su esencia, que deriva de periodos históricos en los que la democracia no se sabía ni pronunciar, a pesar de que los griegos ya dieron lecciones más que precisas antes de nuestra era cristiana. 
Pero ocurre que nuestro país ha llegado tarde y mal a todos los procesos históricos renovados y en este país ha habido demasiada poca predisposición desde siempre a la transparencia y a la honradez; baste con leer nuestra historia desde que España se integra en la modernidad para comprender que por esta piel de toro tan sólo han pasado desarmados, bribones y trepas, con alguna que otra excepción que pronto se han procurado de quitar de en medio.
Y para colmo, somos un país tan recalcitrante, que no contentos con su nefasta impronta, volvemos a solicitar que nos reinen los borbones, símbolo de todos los males que ha sufrido este país. Así somos. 


Pero volviendo a nuestros días y siguiendo con el hilo argumental, considero que en un plazo más o menos corto, la monarquía española actual ha de sufrir una catarsis obligatoria porque no es de recibo que se sigan sucediendo los escándalos a que nos tienen acostumbrados sus miembros. No en una democracia que pretende serlo, porque ¿qué país serio se puede permitir la opacidad que se permite nuestra Jefatura de Estado? ¿Cómo es posible que se escondan los escándalos tan descomunales a los que estamos asistiendo? Necesitamos saber de una ver por todas todo lo que se está ocultando con la complicidad de los partidos políticos y el gobierno. Necesitamos saber de una vez por todas la relación de los negocios de Urdangarín con la Casa Real; necesitamos saber con exactitud en qué se gastan los fondos públicos de la Casa Real, hasta el último céntimo de euro; y necesitamos saber -por hablar tan sólo de lo último- quién es y qué papel desempeña o ha desempeñado la famosa princesa alemana y todo eso necesitamos saberlo ya, antes de que esta vencida democracia entré en un estado de muerte terminal, si no es que ha entrado ya.
Es más, ni tan siquiera reclamaré aquí la necesidad de una república porque tampoco me parece interesante la entrada de este sistema político si tan sólo es para limpiar por fuera 'los sepulcros blanqueados'. De nada serviría una hipotética III República si se continúan con estos mecanismos de opacidad, mercadeo, falta de transparencia y supuesta corrupción. De lo que hablo es de otra cosa. Hablo de mecanismos democráticos puros; de mecanismos que aseguren un Estado de Derecho real, en el que la separación de poderes sea efectiva y que tan sólo el imperio de la ley sea el inicio y el final del camino, sin distinciones en función de quién se sea, qué se represente o de dónde se derive. 
¿Es mucho pedir? Me temo que sí.    

01 enero 2013

EL DISCURSO DEL REY (QUE NO LA PELÍCULA)

El día de Navidad, tomaba un café en uno de los raros bares que estaba abierto y al no haber prácticamente nadie en el local y tampoco existir prensa qué leer, fijé mi atención en una conversación, justo en la mesa de al lado, entre dos hombres entrados en edad, acerca del discurso del Rey de Nochebuena. Al principio, no estaba claro, pero a los pocos minutos lo vi con claridad: uno era un monárquico acérrimo y el otro un republicano entusiasta. Lógicamente, intenté en todo momento no parecer indiscreto, así que pedí otro café y saqué mi bloc de notas que siempre llevo conmigo; de esa manera, parecería que estaba escribiendo cualquier cosa, cuando en realidad tomaba notas de lo que escuchaba. Porque como todos sabemos, es en los bares y tabernas donde se suelen desarrollar las conversaciones más interesantes. Ésta se desarrolló más o menos de esta manera: 


Monárquico: -¿Vistes anoche el discurso del Rey?
Republicano: -Ya sabes que suelo verlo, para poder luego criticar lo que dice. 
M: ¡Ya empiezas con la misma cantinela! 
R: Pero este año estarás conmigo en que el Borbón ha sido más falso de lo habitual. 
M: Sí, no te puedo negar que este año no me ha convencido, como sí lo hizo el año pasado. 
R: ¿Por qué no te ha convencido? 
M: Porque lo que decía no se lo cree ni él. Es más, lo que le han escrito este año es lo que piensa la gente de la calle, pero no le corresponde decirlo a él después de cómo le ha ido este año.
R: Jóder J (omito el nombre), parece que te estás ladeando hacia la República. 
M: Nada de eso; todo lo contrario. Lo que creo es que con ese tipo de discursos demagogos, los tuyos llegarán pronto. Un Rey lo que tiene que hacer es ponerse en su sitio. Lo primero, nada de sentarse en el borde la mesa como si estuviera en una taberna.
R: Pues, precisamente por eso me gustó el discurso, je,je...
M: A mí, por todo lo contrario. El Rey está perdiendo los papeles ¿Cómo se le ocurre hablar de regenerar la política, cuando no es capaz ni de regenerar su propia Casa? 
R: Yo lo que creo es que cree que los españoles somos estúpidos y que nos vamos a tragar que a él le preocupe el desprestigio de la clase política. Yo creo que ya está bien de tratar a los ciudadanos como inmaduros ¿no crees?. 
M: Sí, estoy de acuerdo, ese no es el camino. 
R: Está claro que no. Y lo que realmente me preocupa es que la República llegue sin que cambien los valores. No es esa la República que quiero. Una República que contenga toda la corrupción actual no sirve para nada, por muy electos que puedan ser los Presidentes de la misma. Total, si al final vamos a tener la misma partitocracia de siempre; es decir los mismos perros con distintos collares. 
M: Me gusta que razones M (omito el nombre). 
R: Ya sabes que siempre he pensado lo mismo. Lo que me interesa de la República, no es la forma política del Estado sino los valores, los principios, la ética. A este ritmo, tendremos una República que podría estar presidida perfectamente por un Aznar, un Zapatero, un González ¿Es eso lo que queremos? 
M: Precisamente por eso, defiendo la Monarquía, porque ofrece unos valores estables y duraderos, pero esta Monarquía española cada vez me interesa menos ya que está formando parte de esa clase política corrompida y sin principios.
R: Luego, ¿Tu apoyarías la abdicación del Rey y entronización del Príncipe? 
M: Ni mucho menos. Ese niño ha mamado también la misma degradación del padre. No me vale. Y mucho menos desde que se casó con esa tipa. 
R: Por lo tanto, hay poca salida ¿no?
(En ese momento el Republicano me miró de soslayo y consideré que probablemente pensaran que estaba pendiente de su conversación. Tal era mi ensimismamiento. Yo seguí escribiendo aparentando ajenidad). 
M: Realmente, hay muy poca salida. Y lo peor es que la Monarquía ya se la cree poca gente y su índice de popularidad cae sin freno. De hecho, han dicho que la audiencia este año ha bajado mucho con respecto al anterior.
R: Y no ha bajado más porque el Rey estaba en todas las cadenas importantes. Por lo tanto, no había opción de elegir ver otra cosa a esa hora, excepto en Cataluña y País Vasco, supongo. Si tan sólo fuera retransmitido su discurso por la Primera, la audiencia sería mínima.
M: Razón no te falta. Esto es un desastre ¿Quieres otra copa de sol y sombra? 
R: Vamos a echarla. 

De pronto, comenzaron a hablar de otra cosa y perdí el interés, pero me quedé un buen rato reflexionando y a más reflexionaba más iba comprendiendo que algo está a punto de ocurrir en este país, porque ¿qué país puede resistir que un monárquico convencido y un republicano igualmente convencido mantengan una conversación igual de crítica sobre nuestra monarquía? ¿Qué está cambiando?    

26 abril 2012

MIENTRAS EL PAÍS LANGUIDECE SU CLASE POLÍTICA SE FABRICA RETIROS DORADOS Y OTRAS INDIGNIDADES

Este país no deja de sorprenderme. En negativo. Un país que sustenta una clase política completamente trasnochada que solo respira para sus privilegios y corruptelas y una monarquía de corte medieval defendida por esa clase política con ligeras excepciones no demasiado significativas. La democracia ha sido el negocio de toda esta gentuza. 
Unido a esto los mercados ya nos han tomado la medida hasta el punto que es tan dramática la situación de paro y recortes que ya no sabemos si es mejor seguir recortando o aumentar el gasto. Toda una esquizofrenia aderezada por unos medios de comunicación alejados del debate crítico y sometidos tan sólo a los intereses de un par de grupos mediáticos que ya no saben qué hacer para no ir acumulando pérdidas. 
Y para colmo, un país depreciado tanto en su nivel educativo como en el de la productividad laboral, con una administración pública artificiosamente inflada por mor de unas comunidades autónomas, unos ayuntamientos y unas diputaciones hechas a la medida de los partidos que las sustentan con el fin exclusivo de buscarse prebendas e inflar la nómina, no con empleados públicos de mérito y capacidad sino con paniaguados menesterosos que ahora se convierten en un lastre porque no hay dinero para pagar a tanto golfo. Por su parte, la propia clase política se ha fabricado retiros dorados mientras que el pueblo languidece pagando impuestos y perdiendo su puesto de trabajo.
Y para colmo el sector financiero que pasará por ser el más depreciado e insolvente de Europa en parte por culpa de esas surrealistas cajas de ahorro que se han fomentado por obra y gracia de esa clase dirigente corrupta que las ha utilizado para su propio beneficio ya sea por la vía de las consejos de administración ya lo sea por la vía de autofinanciarse  campañas políticas y obras mastodónticas basadas en el ladrillo.
Podría parecer un paisaje desolador después de una batalla, pero es la pura realidad y es por todo esto por lo que no tenemos credibilidad ni la tendremos jamás. 
Para colmo, puestos a racionalizar el gasto pocos tienen la capacidad de bajarse del pedestal y hacer las reformas necesarias para que tanto chorizo no viva del sistema y tanto se abuse del gratis total, que es algo común en casi todas las capas sociales de nuestra surrealista sociedad. 
Para muestra un botón. Hace unos cuántos días se ha aprobado un Decreto-Ley que buscar reducir el gasto sanitario y que a pesar de las muchas barbaridades e inmoralidades que contiene también tiene algún buen propósito, como es el intentar poner coto al gratis total en el gasto sanitario por parte de inmigrantes irregulares y residentes comunitarios. Y hasta eso se crítica por parte de un descabellado PSOE que debería de cerrar el pico tras haber dejado el país hecho unos zorros. Los primeros -los inmigrantes irregulares- abusan de esa tarjeta sanitaria que incomprensiblemente se les entrega cuando se empadronan. Con ella pueden acceder a la sanidad española en las mismas condiciones que los españoles, pero no contentos aún consiguen que la tarjeta de cobertura a sus familiares no residentes ni tan siquiera en España. Por ejemplo, un marroquí no regularizado obtiene la tarjeta por el mero hecho de empadronarse y con ella obtiene cobertura para él y toda su familia que viven en Marruecos, mientras su Rey -sagrado, eso sí- descendiente directo de Mahoma, vive en un permanente lujo y atesorando propiedades por medio mundo mientras su pueblo muere de hambre. Por algo es el íntimo amigo del Rey cazador. 
Los segundos -los residente comunitarios- que son en su mayoría alemanes, ingleses y franceses, aprovechan su estancia en España para obtener gratis total de nuestro sistema lo que sus países no les ofrecen a no ser que pasen por caja. Desde operaciones de cadera hasta operaciones de cataratas, pasando por válvulas coronarias. Se ha sabido que ni en un caso ni en el otro el sistema sanitario suele cobrar esas operaciones, pero eso sí, hay que lamerle el culo a la Merkel y pasar por el aro fiscal que ella fije ¿No sería mucho más factible que en vez de exigirnos tanto pagará las facturas de sus conciudadanos, ellos que tanto presumen de laboriosidad y riqueza? 
Verdaderamente cuando la población en general accede a estos datos no puede hacer otra cosa que indignarse y de acordarse de todos los muertos de todos esos que nos han gobernando y que ahora son asesores o lo que sea de Endesa, de Gas Natural, de Repsol, Iberdrola...o Consejeros de Estado. 
Tan indignado me siento con este país que ni ganas tengo de ponerle una imagen a esta entrada que a lo mejor ni se lee, pero me da igual. Como a ellos les da. Pero al menos esta noche me he quedado a gusto. 

10 abril 2012

DEUDA, RECORTES Y OTROS MONSTRUOS DE ESTE TIEMPO


Cuando el Partido Popular sabía que tenía a su favor la simpatía y el voto de casi todo el mundo para entrar en el gobierno de la nación -en la misma proporción que perdía simpatía y voto el inefable ZP-, a través de su pequeña dama de hierro dijo entonces que tenía el secreto para sacar a España de la crisis. Eso fue creíble por aquello que siempre se ha considerado a la derecha como más atenta y eficaz con los números ajenos y es posible que hasta con los propios. Ganó por goleada como se barruntaba y comenzó a hacer las cuentas.
Hoy las tiene hechas y el secreto no aflora, porque descubre que la deuda se eleva casi a los cinco billones de las antiguas pesetas y que a pesar de los muchos recortes, gestos y guiños a la dama teutona y a especuladores del mundo entero la prima de riesgo -que es algo así como la diferencia porcentual de intereses que pagamos por nuestra deuda con relación a los que paga Alemania por la suya, que es el patrón que se sigue-, sigue subiendo y escalando posiciones de forma suicida, hasta el punto que casi todo el mundo parece ya olvidarse de la portuguesa, que ya ni se considera de lo abultada que es, ni de la griega, que ya no es ni tan siquiera prima de riesgo sino bancarrota total. Por tanto, ya tenemos una evidencia sobre la mesa: está llegando la griegalización de España y poco importa ya a los especuladores que recortemos, como si queremos tirarnos todos juntos por el tajo de Ronda. Lo que quieren ya lo piden a gritos: la quiebra del país con todas sus jodidas autonomías, ayuntamientos derrochadores, corruptos de todo pelaje, hasta dentro de la Casa Real, políticos cínicos y usurpadores, alcaldes depredadores, en síntesis, quieren nuestra cabeza.
Y si ya quieren nuestra cabeza y han olisqueado la sangre, como buenos monstruos que son, nada les va a detener. En primer lugar por una razón: a mayor prima de riesgo, mayores intereses hemos de pagar (¿en qué banco depositaríamos nuestros ahorros? ¿En el que da menos intereses?). Y como resulta que nuestros preclaros padres de la patria perjuraron por medio de una reforma constitucional que lo primero que hay que pagar es la deuda -con anterioridad a pagar sanidad, educación o sueldos de funcionarios- pues a mayores intereses mejor. Mayor beneficio para engrandecer los paraísos físcales. 
Por tanto, es eso lo que hay. Podrá el PSOE -¡vaya ejemplo de gestión!- poner el grito en el cielo. Podrán los sindicatos mayoritarios -¡vaya representantes de los trabajadores!- hacer seudohuelgas generales. Podrá ponerse el Alcalde de Alcafrán en huelga de hambre. Podrán salir los ciudadanos a la calle y hacerse el harakiri  en las plazas públicas. Podrá pasar de todo eso, pero nadie podrá detener a lo que nos viene encima. La suerte ya está echada. 
Yo de economía -como casi todos- sé lo justo, pero el sentido común nos dice a gritos dos cosas elementales: una, que España apenas produce ni vende y no podemos sostener este tipo de estado y ese nivel de gasto tan bestial; dos, que habría que ir prensando -junto a Portugal, Irlanda, Grecia e, incluso, Italia- ir abandonando la moneda única. Y que se la coman con sopas los alemanes y los franceses. Total, son los que mandan.      

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...