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03 septiembre 2012

UNA SENCILLA FÓRMULA: - RETRIBUCIONES= A - CONSUMO

Hay que decir que las previsiones de déficit les están saliendo al Estado como el culo. Otra genialidad de Luís de Guindos, el del ático de lujo de Madrid  Lógico que así sea. Servidor apenas tiene conocimientos de economía -una aislada asignatura de conceptos básicos en la licenciatura de Derecho y algún libro básico-, pero está claro que si el consumo está por los suelos dado el alto desempleo existente y la rebaja o congelación de la mayoría de las retribuciones, así como la subida de impuestos directos e indirectos, el producto interior bruto sin más remedio se tiene que reducir. Es decir, no hay potencial económico y apenas se produce al no haber un consumo alegre. Para colmo, estos microestados que hemos creado -sin parangón en ningún país del mundo- se han endeudado hasta las cejas y ahora acuden el papá Estado -incluso la independentista Cataluña- a pedir del dinero del Fondo de Líquidez  Autonómica; para colmo, los mercados sólo nos compran deuda si les damos magros intereses y como trasfondo de este desolador panorama, la casta política no se baja del burro y sigue manteniendo un sector público sobredimensionado ¿Cómo vamos a crecer? 
Sin embargo, estos datos del déficit en el 9%, un punto por encima del máximo previsto, se extraen sin tener en cuenta aún la reciente subida del IVA y el nuevo retroceso en el consumo que ésta provocará. Luego, a final de año será peor.
Un renglón aparte merece la supresión de la paga extra de todas las personas que trabajen para el sector público (unos tres millones), con independencia de su adscripción jurídica. Hagamos unas sencillas cuentas. 
Previamente, partamos de la base que la paga extra de Navidad es una paga que, por lo general, tiene un marcado carácter consumista. En otras palabras, es un dinero que la mayoría de las personas destinan a esos gastos extraordinarios que nos provoca la Navidad, el seguro del coche, algún impuesto, los Reyes de los niños y de los mayores, la comida fraternal -que en muchas casos, tanto para empresas como para familias y amigos, es más una declaración de guerra que una comida-..... Luego, si hacemos unas sencillas cuentas  y considerando que suele ser de unos 1.000 a 1.100 € de media- llegaremos a la conclusión que la no disposición de ese dinero -que yo calculo, aproximádamente entre 350 y 400 millones de euros-, provocará un serio colapso en el consumo, en perspectiva macroeconómica, y muchos actores productivos que gracias a esa paga hacen su diciembre, se verán avocados a una reducción drástica de sus ventas e ingresos, que les obligará a echar el candado de su establecimiento o despedir personal. 
Ocurre que esos 350 a 400 millones -que es posible que sea una cantidad calculada a la baja- se utilizan, como digo, para consumir no para guardarlo en el banco. Es decir, esa paga, por lo general, se evapora antes de que llegue el 15 de enero del siguiente año, y no disponiendo de ella, el ciudadano que trabaja en sector público tendrá que abstenerse del consumo que otros años sí ha podido hacer. 
Si en un sentido hipotético, las Administraciones Públicas -que se van ahorrar una pasta no pagando esa paga extra- destinaran el dinero a cuestiones sólidas, tendentes a buscar medidas para salir de la crisis y crear empleo, podría estar hasta justificado, pero mucho me temo que ese dinero que se ahorrarán servirá en la mayoría de los casos para lo mismo de siempre, es decir, el mantenimiento de los privilegios de su casta política (un dato: incluyo a la monarquía en ésta). Al tiempo.            

18 julio 2012

EL PP, EL PARTIDO DE LA AUSTERIDAD




Cuando el pasado lunes un compañero indignado me envío la resolución del BOE en el que se publicaba la resolución  que aprobaba las exageradas cantidades con que se financia por parte del Estado a los partidos políticos con representación parlamentaria en el primer trimestre de 2012, lógicamente, me costó salir del estupor normal que te causan estos abusos de la partitocracia en la que está sumida este país, un contrasentido en periodo de no crisis y una obscenidad en periodo de crisis. La cifra aprobada superaba los 16 millones de €. Sin embargo, un diario digital, ese mismo día, acabó completando la faena y afirmó que en el primer semestre de 2012 sólo entre el PP y el PSOE se habían repartido la obscena cantidad de 26 millones de € (4.326.036.000 de las antiguas pesetas). La cantidad, lógicamente, es superior, ya que en ese pastel todos los partidos han metido la mano, en proporción a los votos obtenidos. Dicho de otra forma: los ciudadanos somos sobornados y engañados doblemente: en primer lugar por depositar un voto confiando en un programa político que jamás se cumple; en segundo lugar, ayudando con nuestro  voto a que el partido político que nos soborna y engaña, se financie a nuestra costa (se da a los partidos una cantidad determinada por voto, escaño, etc.) 
Ese mismo día -o el anterior- también accedimos a la información sobre el Jet privado, de nombre Falcon, que el PP le alquiló a su líder y a la postre Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy -por el se suele abonar una cantidad aproximada de 10.000 € la hora-, para que pudiera venir a la clausura de su partido en el congreso regional de Andalucía (espero que no se lo hayan cargado al Estado, que en España es posible). Lo suyo hubiera sido que viajara en vuelo regular el sábado para regresar el domingo, pero hubo acojono general en la huestes peperas por la fuerte protesta de empleados públicos que se estaba preparando el domingo por la mañana a las puertas del Palacio de Exposiciones y Congresos de Granada y se adelantó la clausura, algo así como huir como las ratas, en términos más claros.  
Lógicamente, el PP puede costearse ese alquiler -3 horas por 10.000 €= 30.000 €- gracias a los magros ingresos que recibe del Estado que, no olvidemos, sostenemos todos con nuestros impuestos. Luego, el PP pudo costear un avión de lujo para su líder, para que éste pudiera eludir las protestas de aquellos a quienes está asfixiando, gracias a que estos asfixiados dejarán de percibir la extra de Navidad, entre otras cosas, para que el PP se gaste parte de ese dinero en sufragar a su propio partido, con el objeto de, entre otras cosas, igualmente, poder pagar el alquiler de ese avión. Y luego dirán que son razones de Estado, seguridad, compromiso y un largo etcétera de patrañas que en boca de los políticos suenan a cosas muy solemnes pero totalmente farsas y cínicas. Y menos mal que era el partido de la austeridad. 
Desde luego con estas medidas nuestros próceres aceleran a marchas forzadas la mecha en las calles. Allá ellos.  

19 junio 2012

UNA BREVE REFLEXIÓN SOBRE LA IMPLANTACIÓN DE LAS AGENCIAS EN LA JUNTA DE ANDALUCÍA

El esquema de la agencialización llevado a cabo por la Junta de Andalucía a través de la Ley 1/2011, de 17 de   febrero de Reordenación del Sector Público de Andalucía, es una clara traición al esquema constitucional de la función pública andaluza y española. Es legítima la implantación de la agencialización en España, desde que operó la reforma administrativa de la LOFAGE y la promulgación posterior de la ley estatal 28/2006, de 18 de julio de agencias estatales para la mejora de los servicios públicos, así como la promulgación de la Ley 9/2007, de 22 de octubre de Administración de la Junta de Andalucía -LAJA- pero no lo es el esquema que ha llevado a cabo de la Junta de Andalucía, que con una clara deslealtad hacia el Sector Público de Andalucía se apoya en esta legislación para llevar a cabo toda una catarsis clientelista del sector público que recuerda a la que intentó evitar sin mucho éxito el Decreto 315/ 1964, de 7 de febrero, por el que se aprueba el texto articulado de la Ley de Funcionarios Civiles del Estado, aún vigente en mínimos aspectos, donde el clientelismo y el favoritismo para el acceso a la función pública era común en determinados sectores de la Administración Pública franquista, a pesar de que su articulado incluía ideas renovadas propias de una función pública profesional, algo que a duras penas logró imponerse en la reforma de la función pública de  1984, época en la que el partido socialista teóricamente consolidó un sistema de función pública profesional mezclándolo con una alta politización de puestos de libre designación, nombramientos discrecionales de la mayoría de los órganos directivos (nombramientos políticos)  y de adscripción eventual. En otras palabras, se produjo una fuerte politización de la Administración que se vio abordada por una presencia cada vez más descarada del partido en el gobierno del nación, esquema que también trasladó a las Comunidades Autónomas de su mismo signo político.  
Sin embargo, lo visto ahora en la Junta de Andalucía, incluso, escapa -y supera, por tanto- a ese intento politizador, ya que la teoría de las agencias, que no es nueva ni tan siquiera tiene la patente española busca una descentralización y un sistema gerencial movido por un  dinamismo más moderno de la gestión pública y los recursos humanos, pero dotado de fuertes controles por parte de los poderes públicos, tanto a nivel de potestades administrativas públicas como en cuanto al control presupuestario. Pero nada de eso ha existido en Andalucía, por lo que no es más que un intento  torticero y descarado de aupar un agencialismo "ad hoc" apoyándose  en un basamento teórico de la nueva gestión pública formulado en las Administraciones Públicas de corte anglosajón en los años 80, que culminó en la implantación del programa Next Stepts en el Reino Unido, que es el intento más logrado de la implantación de las agencias en Europa. Sin embargo, este intento baldío del gobierno andaluz - probablemente cometido en fraude de ley- ha derivado sin sonrojo hacía un clientelismo aderezado con muchas dosis de nepotismo preocupante, ya que se aparta de los principios jurídicos elementales en cuanto al sistema de acceso del personal en las agencias que, a pesar de conllevar un ánimo descentralizador para modernizar y mejorar la eficiencia y la eficacia en la Administración Pública, jamás -ni tan siquiera en la función pública británica, que está dotada de un sistema abierto- se ha apartado de cumplir con los requisitos de mérito, capacidad, igualdad y publicidad así como tampoco descuidó el espinoso asunto de las potestades públicas y administrativas que siempre estuvieron en manos de funcionarios. 
Lo que pretende hacer la Junta de Andalucía, por tanto, no es otra cosa que una conjugación legal trapisonda, para lo cual se basa en un movimiento agencializador consolidado en los países occidentales, pero interpretándolo a su modo. Y su modo ya sabemos cuál es, después de treinta años de mal gobierno en Andalucía.   


Por José Antonio Flores Vera

04 junio 2012

ESOS ARROGANTES A LOMOS DE SUS COCHES OFICIALES





Leía hace un par de días en el diario El Mundo de Andalucía una amarga carta de una empleada pública de Córdoba, denunciando el espectáculo tan ridículo y al mismo tiempo despilfarrador de la visita del Presidente de la Junta de Andalucía a un acto de esos que ellos se montan para su mayor gloria. Y denunciaba esta funcionaria la indignación de la ciudadanía recortada ante ese batallón de coches negros de alta gama de políticos de tres al cuarto que llegaban allí tras las faldas del Presidente a rendirle pleitesía. Y que todo eso lo hacían sin importarles obstaculizar el tráfico del casco histórico de Córdoba. Les da absolutamente igual, porque así se lo dicta su soberbia y su arrogancia. Son superiores.
Sí, razón no le falta a esta ciudadana cordobesa, porque  lamentablemente, los ciudadanos en alguna ocasión nos hemos topado con calles cortadas y el tráfico endemoniado en horas punta o no, por mor, de todos esos politiquillos que bien retribuidos de sí mismos se pavonean ante los ciudadanos que les votan, como si se tratara de una república de esas llamada bananera o de un país africano a años luz de la democracia. Y ante ese espectáculo, nosotros, ciudadanos medios -en absoluto tan importantes que esos señores y señoras- hemos vomitado en secreto y hemos seguido nuestro camino perjurándonos que ya no votaremos más a estos hijos de puta que, total, para lo que hacen con nuestro dinero, mejor no darles ni la más mínima  ventaja. Pero, claro, llegan las elecciones, nos bombardean con consignas o programas que jamás se van a cumplir o, lo que es peor, todo el mundo conspira para echar al que está gobernando, sin que no detengamos a pensar que lo que estamos haciendo es apoyar a alguien aún peor. Es la democracia. O, al menos, es la democracia que quieren que creamos que existe. 
En España -y existe en otros países- hubo un momento histórico en qué existió lo conocido como Parque Móvil, es decir, un puñado de coches que se utilizaban racionalmente sin uso oficial exclusivo (había que solicitarlo con tiempo suficiente a una central), sin que existiera esa aberrante adscripción de un coche o varios a cada politiquillo. El concepto de Parque Móvil era un servicio público que racionalmente buscaba un mayor ahorro con relación al gasto que podría representar un alquiler permanente de coches u otros medios. No existía una patrimonialización del coche como ocurre ahora que, incluso, en muchos casos, es utilizado para uso personal el resto del día y los fines de semana (llevar niños al colegio, ir de compras la señora o el señor, comprar pasteles para una fiesta como hizo la infame Bibiana Aído, utilizar el coche y a su conductor para comprar cocaina e ir a puticlubs, en el caso del Director General de Empleo de la Junta que ahora está en chirona...u otros casos que ni tan siquiera conocemos)
Fui concejal de un pueblo -ni grande, ni pequeño- durante algunos años y recuerdo con nitidez que no había ni un sólo coche oficial en el Ayuntamiento, a pesar de que la situación económica era más boyante que la de ahora. Todo lo más, los coches de la Policía Local y Protección Civil, que eran usados exclusivamente para sus respectivos servicios. Así que cuando teníamos que hacer algunas gestión oficial en la capital, en otro pueblo del municipio o fuera de la provincia, cogíamos nuestro coche particular (yo tenía un Ford Orion, bastante desvencijado -eso lo saben mis conocidos de entonces-), el autobús, el tren y hacíamos la gestión sin cortapisas. Es más, recuerdo -y ahora casi me arrepiento- jamás pasé un ticket de gasolina en mis desplazamientos oficiales a pueblos del municipio. Pagaba la gasolina de mi bolsillo porque me daba no sé carga al Ayuntamiento lo que yo entendía era mi deber. Pero no escribo esto como mérito ni ejemplo de nada, porque también tuve defectos como cualquier hijo de vecino, lo escribo porque ahora caigo en la cuenta que en su momento jamás caí en esa cuenta de que fuera necesario ir en coche oficial. Que yo no estaba allí para eso. Pero sí vi desfilar mucha gente en coche oficial, desde los Reyes hasta delegaduchos ínfimos de la Junta y, curiosamente, guardo un recuerdo mucho más desagradable de la soberbia y el uso de los coches oficiales, precisamente, de los carguillos más insignificantes y  poco representativos, que se pavoneaban en su coche oficial de alta gama ante los ojos de muchos vecinos -y de nosotros mismos, alcalde y concejales- que pensábamos estaba llegando en ese momento alguien importante.
Por eso, lleva toda la razón esta ciudadana cordobesa en su carta al periódico. Pero sólo queda, ya digo, echar la pota y seguir caminando sin que merezca ni más mínimo a ver ese desagradable espectáculo de despilfarro y megalomanía, porque si te quedas unos minutos eres capaz de sacar la recortada. 

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...