03 febrero 2014

MICRORRELATO: ALEGATO FINAL

-Yo comencé en este oficio hace ya muchos años. Cuando salí de la Facultad de Derecho ya tenía claro que quería ejercer. Desde un primer momento, ignoré todo lo que estaba relacionado con lo material y crematístico; es más, mis primeros clientes tenían en común que ninguno de ellos jamás abonó un céntimo por mis servicios. Pero a mí eso no me importaba. Lo importante era poder ofrecer a la humanidad una brizna de justicia, y si yo podía contribuir con mis conocimientos adquiridos durante cinco años de carrera a esa idealizada justicia universal, lo haría gustoso. 
Cada año comenzaba con el mismo propósito. No ganar más dinero para tener más propiedades ni caprichos. Nada de eso. Lo único que quería era seguir encontrando la justicia universal que, en mis años de estudiante, imaginaba podría encontrar algún día. Pero he de decir, que a día de hoy nada de eso existe. Nada encontré, aunque busqué. Se lo puedo asegurar. Han pasado muchos años y mis fuerzas ya no son las mismas y mis clientes cada vez son menos. Aquellos que en mis inicios atendí y que nunca me abonaron minuta alguna, me han dado la espalda. Son ahora respetables hombres de negocios o políticos y su riqueza o poder les impide recordar lo que hice por ellos. Pero eso no importa ya...es tarde y usted, y sus funcionarios, seguramente, querrán ya que acabe la jornada laboral. Supongo.
-Es ése su alegato final, letrado.
-Sí. lo es, Señoría.  

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