01 enero 2013

EL DISCURSO DEL REY (QUE NO LA PELÍCULA)

El día de Navidad, tomaba un café en uno de los raros bares que estaba abierto y al no haber prácticamente nadie en el local y tampoco existir prensa qué leer, fijé mi atención en una conversación, justo en la mesa de al lado, entre dos hombres entrados en edad, acerca del discurso del Rey de Nochebuena. Al principio, no estaba claro, pero a los pocos minutos lo vi con claridad: uno era un monárquico acérrimo y el otro un republicano entusiasta. Lógicamente, intenté en todo momento no parecer indiscreto, así que pedí otro café y saqué mi bloc de notas que siempre llevo conmigo; de esa manera, parecería que estaba escribiendo cualquier cosa, cuando en realidad tomaba notas de lo que escuchaba. Porque como todos sabemos, es en los bares y tabernas donde se suelen desarrollar las conversaciones más interesantes. Ésta se desarrolló más o menos de esta manera: 


Monárquico: -¿Vistes anoche el discurso del Rey?
Republicano: -Ya sabes que suelo verlo, para poder luego criticar lo que dice. 
M: ¡Ya empiezas con la misma cantinela! 
R: Pero este año estarás conmigo en que el Borbón ha sido más falso de lo habitual. 
M: Sí, no te puedo negar que este año no me ha convencido, como sí lo hizo el año pasado. 
R: ¿Por qué no te ha convencido? 
M: Porque lo que decía no se lo cree ni él. Es más, lo que le han escrito este año es lo que piensa la gente de la calle, pero no le corresponde decirlo a él después de cómo le ha ido este año.
R: Jóder J (omito el nombre), parece que te estás ladeando hacia la República. 
M: Nada de eso; todo lo contrario. Lo que creo es que con ese tipo de discursos demagogos, los tuyos llegarán pronto. Un Rey lo que tiene que hacer es ponerse en su sitio. Lo primero, nada de sentarse en el borde la mesa como si estuviera en una taberna.
R: Pues, precisamente por eso me gustó el discurso, je,je...
M: A mí, por todo lo contrario. El Rey está perdiendo los papeles ¿Cómo se le ocurre hablar de regenerar la política, cuando no es capaz ni de regenerar su propia Casa? 
R: Yo lo que creo es que cree que los españoles somos estúpidos y que nos vamos a tragar que a él le preocupe el desprestigio de la clase política. Yo creo que ya está bien de tratar a los ciudadanos como inmaduros ¿no crees?. 
M: Sí, estoy de acuerdo, ese no es el camino. 
R: Está claro que no. Y lo que realmente me preocupa es que la República llegue sin que cambien los valores. No es esa la República que quiero. Una República que contenga toda la corrupción actual no sirve para nada, por muy electos que puedan ser los Presidentes de la misma. Total, si al final vamos a tener la misma partitocracia de siempre; es decir los mismos perros con distintos collares. 
M: Me gusta que razones M (omito el nombre). 
R: Ya sabes que siempre he pensado lo mismo. Lo que me interesa de la República, no es la forma política del Estado sino los valores, los principios, la ética. A este ritmo, tendremos una República que podría estar presidida perfectamente por un Aznar, un Zapatero, un González ¿Es eso lo que queremos? 
M: Precisamente por eso, defiendo la Monarquía, porque ofrece unos valores estables y duraderos, pero esta Monarquía española cada vez me interesa menos ya que está formando parte de esa clase política corrompida y sin principios.
R: Luego, ¿Tu apoyarías la abdicación del Rey y entronización del Príncipe? 
M: Ni mucho menos. Ese niño ha mamado también la misma degradación del padre. No me vale. Y mucho menos desde que se casó con esa tipa. 
R: Por lo tanto, hay poca salida ¿no?
(En ese momento el Republicano me miró de soslayo y consideré que probablemente pensaran que estaba pendiente de su conversación. Tal era mi ensimismamiento. Yo seguí escribiendo aparentando ajenidad). 
M: Realmente, hay muy poca salida. Y lo peor es que la Monarquía ya se la cree poca gente y su índice de popularidad cae sin freno. De hecho, han dicho que la audiencia este año ha bajado mucho con respecto al anterior.
R: Y no ha bajado más porque el Rey estaba en todas las cadenas importantes. Por lo tanto, no había opción de elegir ver otra cosa a esa hora, excepto en Cataluña y País Vasco, supongo. Si tan sólo fuera retransmitido su discurso por la Primera, la audiencia sería mínima.
M: Razón no te falta. Esto es un desastre ¿Quieres otra copa de sol y sombra? 
R: Vamos a echarla. 

De pronto, comenzaron a hablar de otra cosa y perdí el interés, pero me quedé un buen rato reflexionando y a más reflexionaba más iba comprendiendo que algo está a punto de ocurrir en este país, porque ¿qué país puede resistir que un monárquico convencido y un republicano igualmente convencido mantengan una conversación igual de crítica sobre nuestra monarquía? ¿Qué está cambiando?    

1 comentario:

  1. Con el Rey, con la República o con los dictadores de ahora peperos, estaremos en las carreras del 2013.
    Feliz Año Nuevo 2013, amigo José Antonio.

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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